Un choque en cadena… nos encadena a un intríngulis

Una de las situaciones que más nos tensionan cuando manejamos, se produce cuando quien nos sigue en la marcha se acerca indebidamente a nuestro paragolpes trasero, o trata de superarnos interponiéndose entre nuestro vehículo y el que nos precede. Consecuentemente, nos quita la distancia que veníamos manteniendo por razones de prudencia y nos expone a ser partícipes de un choque en cadena, si por cualquier razón alguien frena bruscamente.

A este tipo de incidente queremos referirnos en esta oportunidad, en cuanto a la forma en que la justicia atribuye responsabilidades a cada uno de los participantes. Mayoritariamente, la jurisprudencia adjudica la mayor responsabilidad al último que embiste. Y, en general, es difícil probar la culpa de quien frenó bruscamente y queda en primer término en la secuencia de afectados, porque -razonablemente- cabe pensar que nadie efectúa esa maniobra caprichosamente, sino porque las circunstancias del tránsito lo obligaron a realizarla.

Por otra parte, también usted puede ser demandado, aunque su vehículo haya quedado en el medio de “la cadena”. Le tocará hacer frente al reclamo, aunque le queda el derecho de posteriormente repetir (como se dice en términos jurídicos) ante los otros causantes.

Resumiendo: en esta materia no hay un criterio único y los medios y recursos de prueba son distintos en cada caso. Por eso hablamos de un verdadero intríngulis, porque ciertamente a él se encontrará enfrentado. Solución: buen criterio en el manejo y, en lo posible, escaparle a esta posibilidad de choque, usando mucha paciencia y no entrando en el juego de “los apurados” de siempre.

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